viernes, 7 de junio de 2013

El Café ( III )

Fragmento III

"...Pero su reacción me dejo sorprendido... me miro a los ojos, sonriendo, y me hizo una seña invitando a sentarme.

-Déjeme adivinar... estudiante... de alguna ciencia, física quizá. Bebe mucho café y le gusta el misterio. - Inquirió sonriendo ampliamente mientras miraba un mechón de su cabello en llamas-. No he podido evitar notar su continua presencia en este café y me he tomado la molestia de observarlo. Mucho gusto, Juan?- Dijo mirando la placa con información personal que colgaba de mi cuello-. Mi nombre es Marina Goldker.

Mi cara de asombro fue tal, que hizo que Marina soltara una carcajada y se sonrojara un poco... Aun así seguía siendo encantadora.

-Vaya que me ha sorprendido Señorita Goldker, hasta donde yo tenia entendido, el que observaba acosadoramente desde cierta distancia era yo - dije riéndome-. Veo que el panorama es algo diferente ahora.

La mesera trajo nuestro pedido, hablamos durante horas y horas, me contó a cerca de su pasión por las historias de detectives y asesinos, hablamos de música, ciencia, economía y filosofía... Si que era brillante esa mujer. Cuando pregunte por sus pasatiempos sonrió tímidamente al decir que era estudiante de arte. Estaba esperando que la juzgara y comentarios sobre el "desperdicio" de su inteligencia; Pero en lugar de esto, le confesé mi amor por el surrealismo, que para un hombre de ciencia, como yo, era un total disparate.

Finalmente cerraron el cafe, era tarde y hacia mucho frio.

-Digame que me dejara volver a verla, por favor.-Le dije-.

-Que el destino lo decida.-Dijo soltando una carcajada mientras se subia a un taxi, alejandose de mi, quiza para siempre-."


El Café ( II )

Fragmento II

"...Me levante de la silla, uno, dos, tres pasos. Tropiezo y choco contra uno de los meseros. Corro de vuelta a mi silla.- QUE ESTAS HACIENDO TONTO!?!?- dice ese demonio que habita en lo mas recóndito de mi mismo, ese que me ayuda a mantener al cordura. 

Tome fuerzas y camine hacia su mesa, quería dar la impresión de un tipo tranquilo pero confiado, quizá así llegara a gustarle... Nunca he tenido suerte con las mujeres, ni con mi madre. Son de esos seres extraños que nunca he llegado a comprender, como actúan,  como hablan, como se complican la vida, como son tan hermosas, pero sobretodo... Como hacen para traernos tan locos?

Y allí me encontraba, a dos pasos de mi destino. Las manos sudorosas y el corazón en la garganta. Tosí ligeramente para atraer su atención, a lo que ella se dio vuelta suavemente  con una expresión de intriga en su cara y una chispa de alegría en sus ojos... Grises, profundos y llenos de algo místico  algo que no podría describir.

Trate de decir algo, quizá algo directo, un "Le gustaría tomar algo?" o algo confiado, "desea compañía? " pero no, de mi boca salio algo que juzgado sin profundidad, resaltaba lo obvio.

-Disculpe, esta usted sola?- dije con voz temblorosa- me preguntaba si podría hacerle compañía.

Me maldije mentalmente, había sonado tan estúpido, tan sonso y tan fracasado... quería que me mataran de inmediato..."

El Café ( I )

Fragmento I

"... Ahí fue cuando la vi, tan linda, tan risueña, sus ojos se iluminaban a cada carcajada que soltaba, sus cabello caía como cascada sobre su espalda y ese mechón sobre su mejilla que le daba un aire de jovialidad... No aparentaba mas de 17 años.

Tanto tiempo había pasado contemplándola que había olvidado por completo la presencia de la mesera ofreciéndome la carta con cara de impaciencia, y ahí estaba yo, 1.86 de estatura, 70 Kg, flaco pálido y ojeroso, la universidad me tenia mal.

Ordene finalmente un capuchino, espumoso y muy cargado, "lo de siempre". Mientras esperaba trate de concentrarme en el texto. "Calculo III" no podía mantener los ojos sobre la pagina, el aura de esa mujer me absorbía, tenia que saber su nombre, miserablemente su nombre.

Y entonces me decidí  iría a preguntarle como se llamaba, la había visto a menudo en ese café, pedía siempre un té negro y una torta de chocolate, tan despreocupada, tan tranquila... ni una sola vez había llegado a pensar que había ser mas hermoso. Su suave y blanca piel me hechizaba, su pelirojo resplandor me hacia sentir vivo y sus delicados movimientos me hacían temblar, asi de simple, me encantaba esa mujer..."